Detrás de la casa existe un sendero. Caminamos por él hasta llegar a un remanso de paz. Agua, luz, naturaleza viva. Dulces sonidos cantando fresca melodía.
Cuando llegas a un rincón como este, sobran prendas, zapatos y demás. Te sientes un poco salvaje o quizá más bien, libre. Así pues te despojas de todo. Ropa, miedos, traumas, celos, envidias, emociones filtradas por los años, recuerdos, absolutos, mentiras y ritos. Y el agua refleja aquello que yace en tu espíritu.
Te sientes piedra. Te sientas agua. Te sientes rama. Te sientes río. En la piedra del río me senté y junto a Tí, reí en el río.
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