A principios de los años 80 oí hablar por primera vez de este lugar. Han pasado muchos años hasta tener oportunidad de visitar el Castillo de Castellar. Acompañada de mi inseparable Cannon pudimos pasear y soñar con princesas de piel canela.
Atravesar puertas donde las piedras nos hablaban para contarnos historias que sólo las piedras pueden contar
Admirar el paisaje que a los pies del castillo se presenta, al igual que un cuento de hadas
Verde Cádiz, Verde y Azul...
Y dentro del castillo encontrarnos con rincones de una población que, en aquellos años se convirtió en cuna y albergue de hippyes. Hoy en día, hermosas callejuelas hicieron sonriera durante el recorrido y soñara con un mundo mejor, repleto de color y dulces aromas.
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