Hoy se cumplen muchos años de aquella mañana de Abril, cuando el avión despegó y a mí me sangró la nariz.
Aquella mañana del mes de Abril llovía tras los cristales. No quedó grabado en mi memoria el momento del despegue del avión, y eso que se trataba de la primera vez a un avión subía, ni tampoco el continuo venir de viajeros en el aeropuerto de la Ciudad de México D.F.
El viaje había comenzado unas horas antes, no recuerdo tampoco si España significaba algo para mí en aquel tiempo, imagino que no, lo único que recuerdo es una gasolinera, mi padre pagando el carburante mientras decía: “El dinero vuela, Laurita”, y la imaginación infantil observar el vuelo del billete con sus alitas blancas surcando el cielo inmensamente azul de la Gran Ciudad mexicana.
Comencé a sangrar por la nariz, "debido a la altura", comentaba la azafata. Agarrada a la mano de mi hermano, sentí pánico. Ahora puedo comprender cuál era mi miedo, por que mi memoria recuerda casi nada... tan solo aquella madrugada gris y una ría muy grande..... pregunté a mi padre: ¿Dónde estamos? y él contestó: En Avilés, qué más quies?
Aquella pequeña ciudad aparecía ante mis ojos triste, sombría, rodeada de chimeneas vomitando humo. Mi padre me contó que en su juventud pescaba almejes y gambes en esa ría. Costaba creer sus palabras, pues el agua aparecía sucia, negra y nauseabunda. Eso fue hace muchos años. Hoy la Ría de Avilés luce hermosa y cuidada.
Repentinamente mi corta vida sufrió un gran cambio. Dejaba atrás una enorme ciudad donde me había criado en un ambiente rosa, osease muy pijo, perteneciendo a la clase de los españoles bien situados en la Gran Ciudad. Ahora descubría una población donde me llamaba la atención que no existieran grandes avenidas, ni que las llamadas banquetas, cambiaran el nombre por aceras, y las jergas por balletas y no encontrara caña de azúcar en el mercado ni tampoco el tutú y las clases de ballet, donde las gentes se saludaban a su paso por las calles y casi todo el mundo tenía un sobrenombre. Que si Lolo el Patatero, que Lola la Rulera, Merino, el de la Ca de Pín.
De quién yes fia?, me interrogaban en la calle. Y al principio el yes y la fía me sonaban tan extraño.....
Mi padre decía que nos quedaríamos aquí durante cierto tiempo, que luego volveríamos a nuestro país. Pasaron muchos años hasta que volví a pisar tierra azteca.
Crecí con el deseo de volver, volver. He vuelto, pues los deseos se cumplen, y hoy, descubro que también he cerrado el ciclo liberándome del peso que aquel viaje produjo en mi ser, soltando lastres en este quince de Abril.
En breve volveré a mi aldea, ese rincón de mundo repleto de hermosa naturaleza. En uno de mis sueños se presentaron dos seres a darme la bienvenida: Un Aguila y Un Oso me abrazan y felicitan. He logrado caminar por las calles de la Gran Ciudad sin miedo. He logrado realizar mi sueño.
Qué alegría querida amiga, cuanto trabajo has realizado para encontarte y para encontrar tu lugar.
ResponderEliminarTe felicito por el esfuerzo y me llena de alegría el resultado.
Me encantaría poder verte dentro de unos meses y aprender de tí a que la voluntad no me pare, que no me frené y que pueda seguir trabajando para que mi lugar se aparezca y mi vida se serene.
Gracias por ese trabajo porque la mujer que vuelve es la mujer que realmente es y la que ha encontrado su lugar y la que ha cumplido un sueño.
¡ENHORABUENA¡¡
que manera de escribir....alma profunda...líineas emotivas y preciosas.
ResponderEliminarMaLuP
Hermoso tu blog... la escirtura y la imagen se mezcla sutilmente dejando un gran sabor de boca... gracias por compartir
ResponderEliminarI. RAMOS
GRACIAS A VDES! x sus coments. "Lo escrito, escrito queda. Las palabras el viento se las lleva! GRACIAS!! de CORAZÓN!
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